On her way to the International Pathfinder Camporee in Gillette, Wyoming, Gabby was praying for a miracle. An international Pathfinder from Kenya, she somehow had separated from her group and was now left behind at a gas station. She found herself in a strange place and in a strange country but with an amazing God. She spotted a vehicle with a Pathfinder logo, and she dared to ask for a ride. The family, a family of Pathfinders, safely delivered Gabby to Southeastern California Conference (SECC) coordinators, who took her in and did not stop until she was safe. Talk about unexpected events and divine intervention!
Jesus has promised to be with His children, always. Pathfinders were reminded of this as people from around the world were united in prayer for protection and deliverance at the camporee. After a storm hit the camporee, God hugged His children with a magnificent rainbow that spoke of His love and His presence in that place.
The events after the storm speak of a living God who is still in the business of protecting, providing, and moving hearts. Pathfinder counselors and volunteers spent their own money to buy supplies for those affected. People from the community were moved to bring in sleeping bags and tents late at night. A town sheriff in full uniform stopped by and gave a generous donation to help. His donation would later buy food for a club from Zambia. A local laundromat extended their business hours so that people could wash and dry their bedding. People at Walmart loaded Pathfinder shoppers with donations. Donations turned up at every corner—unexpected blessings, divine intervention!
A club director shared how she came to understand why she was at this camporee. Her husband had stayed behind with health issues, and they had faced so many challenges to get there. While there, things did not get easy, but at the night program, a Pathfinder who had been resisting giving her life to Jesus was overcome by the Holy Spirit and accepted the invitation to get baptized.
Heaven will be an amazing camporee with no storms. While we face unexpected events in our lives, let us thank God for His divine intervention and wait on His promise!
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By Patty Hernandez
Eventos inesperados e intervención divina: experiencias en el camporí de Conquistadores
De camino al Camporí Internacional de Conquistadores en Gillette, Wyoming, Gabby oraba por un milagro. Una Conquistadora internacional de Kenia, de alguna manera se había separado de su grupo y ahora se había quedado en una estación de servicio. Se encontraba en un lugar y en un país extraño, pero con un Dios asombroso. Vio un vehículo con el logotipo de los Conquistadores y se atrevió a pedir que la llevaran. La familia, una familia de Conquistadores, entregó a Gabby de manera segura a los coordinadores de la Southeastern California Conference (SECC), quienes la acogieron y la ayudaro hasta que estuvo a salvo.
Jesús ha prometido estar con sus hijos, siempre. A los conquistadores se les recordó eso cuando personas de todo el mundo se unieron en oración por protección y liberación en el camporí. Después de que una tormenta azotó el camporí, Dios estuvo con sus hijos con un magnífico arco iris que hablaba de su amor y de su presencia en ese lugar.
Los acontecimientos después de la tormenta hablan de un Dios viviente que todavía se encarga de proteger, proveer y tocar corazones. Los consejeros y voluntarios de Conquistadores gastaron sus fondos para comprar suministros para los afectados. La gente de la comunidad se animó a traer sacos de dormir y tiendas de campaña a altas horas de la noche. Un alguacil de la ciudad con uniforme completo se detuvo y dio una generosa donación. Su donación compraría más tarde comida para un club de Zambia. Una lavandería amplió su horario de atención para que la gente pudiera lavar y secar su ropa de cama. La gente de Walmart llenó a los compradores de Pathfinder con donaciones.
La directora de un club compartió cómo llegó a entender por qué estaba en ese camporí. Su esposo se había quedado atrás por problemas de salud y habían enfrentado muchos desafíos para llegar. Mientras estaba allí, las cosas no mejoraron, pero en el programa de la noche, una Conquistadora que se había resistido a entregar su vida a Jesús fue tocada por el Espíritu Santo y aceptó la invitación de bautizarse.
El cielo será un increíble camporí sin tormentas. Mientras enfrentamos eventos inesperados en nuestras vidas, demos gracias a Dios por su intervención divina y esperemos en su promesa.
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Por Patty Hernandez