I was at work on that Wednesday and got a call about an appointment I had to attend. This appointment would interfere with the women's week of prayer I had been attending. I was conflicted. I knew I needed to attend this appointment, but I also wanted to attend the week of prayer. This bothered me, and all day I tried to think of ways to get out of the appointment or, if I were to go, how I would leave early. Every outcome of my hypothetical solutions wound up with me missing the week of prayer meeting. Disappointed, I left work to go to the appointment. While I was driving down the Pali Highway, I got a call—my appointment was canceled! I cried out in the car, “God is good!” And I truly meant it.
The topic on Monday of the week of prayer was about how women are “iron deficient.” Mandy Bourne, our guest speaker for the week, listed cures for our “iron deficiency,” building on the idea found in Proverbs 27:17, “As iron sharpens iron, so one person sharpens another” (NIV). We need iron supplements—finding a group of women to support us or joining a women’s ministry. We need to change our “diet” of the things we watch or the people we surround ourselves with. She ended with a fun alliteration: “We need vitamin C—our church family, community, and Christ.”
Tuesday was about finding “me” and asking, “Who am I?” We learned that we need to be in tune with locating ourselves in God first. In this way, when the time comes to help others, we aren't lost—instead, we are set and found in Him.
Wednesday was about pinpointing our relational status with others and connecting them with God. Mandy demonstrated this using the illustration of a jigsaw puzzle. With God in our lives, He is like the photo on a puzzle box, and we are the pieces. Sometimes we think we have the right pieces in place, but because we do not see things from God's point of view and the bigger picture, our mixed-up pieces can't make the picture.
Thursday was about God’s growing path for our lives, how it is always increasing, and how God takes us from one level of faith and glory to the next. He never keeps us on the same level, even when we fail to see growth or progress.
Sunday was the conclusion of our meetings. As we arrived at our meeting place, each seat had a goodie bag and card on it. Mandy explained the contents of the goodie bags—inside, there was an index card on which to write a prayer request. In addition, there was one more card with one single word written. She explained that every card had a different word of encouragement or a reminder to keep close. She also shared that every card had been prayed over by other women of faith from various ministries, with the hope that each card would go to the right person.
If this week of prayer alone hadn't been a sign that the Lord wanted to speak to my heart, the Lord sent me off with this one word: “Revived.” And I can say I truly am.
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By Korina Mota
Semana de oración de mujeres
Estaba en el trabajo ese miércoles y recibí una llamada de una cita a la que tenía que asistir. Esa cita interferiría con la semana de oración de mujeres a la que había estado asistiendo. Estaba mortificada. Sabía que tenía que asistir a esa cita, pero también quería asistir a la semana de oración. Eso me molestaba y todo el día traté de pensar en formas de salir de la cita o, si tenía que ir, cómo hacerla corta. Cada resultado de mis opciones hipotéticas resultaba en no poder ir a la semana de oración. Decepcionada, dejé el trabajo para ir a la cita. Mientras conducía por la autopista Pali, recibí una llamada: ¡mi cita había sido cancelada! Grité en el coche: «¡Dios es bueno!»
El tema del lunes de la semana de oración fue sobre cómo las mujeres tienen «deficiencia de hierro». Mandy Bourne, nuestra oradora invitada, enumeró curas para nuestra «deficiencia de hierro», basándose en la idea que se encuentra en Proverbios 27:17: «Como el hierro afila el hierro, así una persona afila a otra». Necesitamos suplementos de hierro, encontrar un grupo de mujeres que nos apoyen o unirnos a un ministerio de mujeres. Necesitamos cambiar nuestra «dieta» de las cosas que vemos o de las personas con las que nos rodeamos. Terminó con una divertida aliteración: «Necesitamos vitamina C: la congregación, la comunidad y Cristo».
El martes se trató de encontrarme a «mí» y preguntarme: «¿Quién soy?» Aprendimos que primero debemos estar en sintonía con ubicarnos en Dios. De esa manera, cuando llega el momento de ayudar a los demás, no estamos perdidas, sino que somos establecidas y encontradas en él.
El miércoles se trató de identificar nuestro estado relacional con los demás y conectarlo con Dios. Mandy lo demostró usando la ilustración de un rompecabezas. Con Dios en nuestras vidas, él es como la foto en una caja de rompecabezas, y nosotros somos las piezas. A veces pensamos que tenemos las piezas correctas en su lugar, pero debido a que no vemos las cosas desde el punto de vista de Dios y el panorama general, nuestras piezas no pueden formar la imagen.
El jueves fue sobre el plan que Dios tiene para nuestras vidas, cómo siempre está aumentando, y cómo Dios nos lleva de un nivel de fe y gloria al siguiente. Nunca nos mantiene en el mismo nivel, incluso cuando no logramos ver crecimiento o progreso.
El domingo fue la conclusión de nuestras reuniones. Cuando llegamos a la reunión, cada asiento tenía una bolsa de regalos y una tarjeta. Mandy explicó el contenido de las bolsas de regalos: dentro había una tarjeta para escribir una petición de oración. Además, había una tarjeta más con una sola palabra escrita. Explicó que cada tarjeta tenía una palabra diferente de aliento o un recordatorio para tener a la mano. También compartió que otras mujeres de fe de varios ministerios habían orado por cada tarjeta, con la esperanza de que cada tarjeta fuese a parar a la persona adecuada.
Si esa semana de oración por sí sola no hubiese sido una señal de que el Señor quería hablar a mi corazón, el Señor me despidió con esta palabra: «Revivida». Y puedo decir que realmente lo soy.
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Por Korina Mota